top of page

MIEDO A TOMAR DECISIONES - MIEDO A EQUIVOCARNOS



Hoy quiero hablaros del miedo atroz que tenemos muchas veces de tomar decisiones y de equivocarnos, sufriendo así las consecuencias de ello o lo que es incluso peor, hacer que otro – alguien a quien queremos - las sufra con nosotros. Esto nos lleva a sentirnos tan culpables, que podemos llegar a “paralizarnos” a veces sin tomar ninguna decisión. Las cadenas que llevamos con nosotros por todo lo que hicimos o dejamos de hacer en el pasado, y por todo lo que dijimos o dejamos de hacer en aquellos momentos, se convierten en el lastre que nos pesa cada vez más y más en el presente. Utilizamos las experiencias pasadas como baremo de las decisiones que tomamos ahora por miedo a lo que puede pasar en el futuro, haciendo precisamente que el pasado siga perpetuando su existencia.


Cuando hemos practicado eso durante algún tiempo (puede ser toda una vida), llega un momento en el que nos cansamos. No podemos seguir sosteniendo tanto miedo, culpa y sufrimiento en cada paso que damos en nuestras vidas, y ya no solo por decisiones aparentemente grandes (como un cambio de trabajo o dejar a nuestra pareja), sino incluso en las más pequeñas, pues el miedo tiene la capacidad de proyectarse en todo lo que nos rodea y hace que nos sintamos demasiado pequeños en un mundo vasto y potencialmente peligroso.

Cuando caemos rendidos a que tiene que haber otro modo, y nos hemos cansado de sentirnos víctimas, se abre una ventana de luz en nuestra conciencia que antes no percibíamos. No es que no estaba, siempre estuvo ahí, pero teníamos los ojos cerrados… por miedo. No es a la oscuridad a lo que tememos, hemos vivido con la culpa durante mucho, mucho tiempo. A lo que nos resistimos es a reconocer que cada decisión que hemos tomado hasta ahora ha sido perfecta dado el nivel de conciencia que teníamos y por lo tanto, estamos libres de toda culpa. Sí, somos responsables, pero no culpables, que es diferente. Eso automáticamente nos lleva a dejar de culpar a los demás por sus decisiones y acciones, pues comprendemos que todos estamos haciendo lo único que podríamos hacer en cada momento.

Esa comprensión nos lleva a sentir además algo mucho más grande, y es que estamos siendo sustentados y guiados por el Amor Mismo. No podemos tomar decisiones por nuestra cuenta (pues no existimos de forma separada por nuestra cuenta). La única decisión que sí depende de nosotros es con qué maestro decidimos ver y vivir la vida - con el ego o con el Amor. Si elegimos al ego, seguiremos sintiéndonos separados, carentes, necesitados y culpables por nuestras decisiones y acciones. Si elegimos al Amor, éste nos recordará que somos inocentes, que estamos soñando que estamos separados, pero que seguimos a salvo perfectamente en nuestro hogar, que es La Unidad Perfecta, donde reina la Paz y la Dicha Inmutables. Tenemos acceso a esa Paz aquí y ahora, cuando soltamos toda idea que dice cómo debería ser ese momento, reconociendo que no sabemos qué es lo mejor para nosotros. Es ahora cuando podemos ver que todas las decisiones que antaño tomamos con el ego, fueron absolutamente necesarias para que llegue el día en que pidamos ayuda de otro maestro, ese que llevamos escondido en nuestro interior y que nos habla de Nuestro Verdadero Ser. Entonces, comprendemos a un nivel profundo que el Amor nos ha estado y sigue sustentando en este sueño que llamamos vida, esperando que nos cansemos de sufrir y de condenarnos a nosotros mismos, y a que tomemos la única elección cuerda que podemos tomar aquí, que es querer volver a casa.

Sintámonos agradecidos, pues, de todos los errores que cometimos en el pasado, perdonémonos por no haber sabido hacerlo mejor en su momento y recordemos que si antaño hubiésemos tenido el nivel de conciencia y la madurez que tenemos ahora, no hubiésemos cometido todos aquellos errores, pero que es gracias a esos errores precisamente, que ahora tenemos este nivel de conciencia.

Suelta el pasado.

Abraza tu inocencia.

Acepta la incertidumbre del momento presente.

No estás solo/a.

El Amor te acompaña en cada paso que das.

Deja que te guíe suavemente y deposita en Él todas las ilusiones que te hacen daño.

No existen los errores.

No puedes equivocarte.

Todos los caminos llevan a ROMA (léase al revés).


CONTACTO

Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios.

UCDM

bottom of page