FRENA AL EGO ANTES DE QUE COJA CARRERA
- Desi Atanasova
- 24 nov 2017
- 4 Min. de lectura

En nuestro sueño de miedo y separación, resulta increíblemente fácil caer en la trampa de sentirnos culpables, solos, abandonados, tratados injustamente, rabiosos y frustrados con la realidad que vemos. En definitiva, sentirnos víctimas del mundo que nos rodea. Nos comparamos con los demás y creemos que es injusto que haya personas que tengan éxito en cualquier área de su vida y que se les vea felices, mientras nosotros no. Creemos que siempre nos falta algo, y eso también incluye el haber conseguido éxito en todos los aspectos mundanos que nos importan, y sin embargo esa sensación de vacío sigue estando presente, susurrándonos desde las profundidades de nuestra mente. Se nos olvida con extrema rapidez, y casi que a conveniencia, que no somos sino el soñador del sueño, donde proyectamos toda nuestra culpa. Por eso, creamos situaciones y atraemos personas con las que tenemos experiencias que corroboran esa decisión de sentirnos separados, que hemos tomado a nivel inconsciente en la Mente que sueña.
Esta mañana al despertar, me puse a mirar Facebook y de repente vi una cosa que me alteró mucho. No hace falta compartir qué fue exactamente lo que vi, porque lo importante no es lo que apareció “fuera”, sino cómo me afectó por dentro. Llevo practicando el perdón y el cambio de mentalidad que propone Un Curso de Milagros ya un tiempo, y a pesar de ello, mi ego cogió tal carrera que me fue muy difícil frenar mi mente a tiempo para evitar sentirme víctima de una circunstancia aparentemente externa, al mismo tiempo que sentirme culpable por dentro. Vi con qué facilidad el ego, simplemente con prestarle un segundo de atención, me atrapó en el mundo dual y con cada segundo que pasaba, se hacía más difícil salir de ahí. Pues es muy fácil y aparentemente más cómodo caer en la trampa de juzgar, ya sea al mundo o a nosotros mismos, y sufrir por ello.
Mientras estaba sintiéndome cada vez peor y “escuchando” las interpretaciones que mi ego se inventaba para tratar de justificar esos sentimientos, yo trataba de volver a identificarme con La Mente y elegí ver de nuevo, recordar Quién Soy realmente y usar mi mente recta. Reconozco que no sentí alivio en seguida, pues se trataba de algo que había brotado con fuerza desde mi sombra y estaba llamando mi atención fervientemente. No me forcé a negar la experiencia, pero traté, como decía, de recordar que Yo, La Mente (que es Una) me había inventado esa situación para que me sirva de chivo expiatorio de mi culpa inconsciente, pues si me identifico con el ego es inevitable pensar que proyectando la culpa “fuera” voy a liberarme de ella.
No desistí, y me di cuenta cómo poco a poco, la decisión de usar mi mente recta (la mente del Espíritu Santo, como lo llama el curso) empezó a inundar más y más mi conciencia, y para cuando estaba ya inmersa en mis actividades del día, pude observar, no sin sorpresa, que me estaba sintiendo completamente en paz. Pues ya había tomado la decisión firme de que quiero sentir paz independientemente de que pase o no aquello por lo que tanto había sufrido hacía menos de una hora.
Esta sensación sigue en mí mientras escribo estas palabras y es tan placentera, que ya no me importa lo que vaya o no a ocurrir en mi vida respecto a eso. Porque me doy cuenta de que no es importante lo que pasa o deja de pasarnos en el mundo, lo verdaderamente esencial es que tomemos la única decisión que nos hará felices, y es la Paz de Dios, la Paz de Aquello que no cambia y que siempre está presente en La Mente que Somos, y es Inmutable, por mucho que aparentemente estemos en un mundo donde lo único que no cambia es el cambio. Cuando uno elige eso, su vida cambia, lo que no quiere decir que necesariamente se produzcan cambios en el sueño. En realidad, paradójicamente, nada cambia y todo cambia, porque siempre que elegimos ver con nuestra mente recta, la mente de la Unidad, sanamos la culpa inconsciente y ya no vemos el mundo igual. Pues cada experiencia que el ego quiere utilizar en nuestra contra, nosotros tenemos el poder de elegir verla como una oportunidad para perdonar todos los obstáculos que le hemos puesto al Amor. Literalmente estamos acortando el tiempo de regreso a casa, porque estamos deshaciendo la creencia de separación y ya no necesitaremos todas las experiencias de dolor y miedo que el ego nos tenía preparados.
Así que, la próxima vez que te sientas tentado/a para juzgar tu sueño y sentirte víctima de él, recuerda que eres el soñador del sueño y que tienes solamente dos opciones – seguir proyectando la culpa fuera o hacia tu personaje, perpetuando un sistema de pensamiento que te hará daño, o pedir ayuda a Tu Maestro Interno y perdonarte por pensar que estás separado, deshaciendo la culpa inconsciente y ahorrándote sufrir.
Y, hazlo deprisa, antes de que el ego coja carrera.
Pues tu felicidad depende de ello.
Y tu felicidad está aquí y ahora.
Siempre.
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